Al ir a besarte dudé entre si darte un beso o dos en la mejilla. Opté por la segunda opción. Pensé que la había cagado, pero te volví a dar la mano y tu la cogiste. La alegría que me entró en el cuerpo no tiene comparación.

Y sin darme cuenta pasó el primer mes. Los dos juntos en Roma, sin separarnos para nada. Todo fue un sueño, algo que jamás me habría imaginado, algo que me estaba sucediendo y me encantaba el curso que llevaba. Y una noche, despues de varios dias sintiendolo, te dije que te quería.

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